BERNARDO ABAD

Pretender que un error humano, descalifica o deja sin efecto el contenido de las denuncias diarias de los atropellos de un poder totalitario, es solo eso; una pretensión concebida por el mismo cerebro gris (muy  frecuentemente defectuoso) que maquina estrategias,  como la de convertir  a los medios de comunicación en un eco de lo que afirma el oficialismo.

No es fácil levantarse todas las mañanas y salir en el frío del amanecer, siempre mirando por los espejos retrovisores, por si acaso uno no vaya ser atacado, por los que se sienten afectados con el contraste de la verdad,del noticiero matinal. Es más fácil hacer lo que han hecho muchos “periodistas”: renunciar a los principios, a la valentía y fingir que vivimos una nueva versión de democracia, la que ignora la corrupción de los amigos, la que insulta y persigue a los críticos, la que atropella todos los poderes independientes, la que abusa de los gremios y no respeta autonomías, la que mata a la prensa libre, la que ofende a nuestros aliados y encuentra socios innombrables en el concierto internacional. La misma cuyos desaciertos causan inseguridad y desempleo. Eso es más fácil, sonreír y chupar las medias de quien ustedes ya saben; prestarse para entrevistas arregladas y calumniar a los opositores sin temor porque hay Cortes obedientes. Ah y a fin de mes, pasar por el cheque sin sobresaltos. Es más fácil renunciar a los principios y dejarle al innombrable que abuse, a la final dicen estos “comunicadores” así se salva el pan de la familia( cuestionable). 

Eso es más fácil que hacer lo que hace Abad, enfrentar todos los días  con la verdad a lo que se nos quiere imponer como cierto y sin discusiones. Día a día soportar el estrés, por denunciar    todos los atropellos humanos, legales, económicos y políticos, provenientes del poder.Porque ser un crítico del poder  es incómodo. Porque el poder es dueño de la luz, la tinta, el agua, el pan, las vías y ahora quiere apropiarse hasta del pensamiento. Por supuesto que es más sencillo ser servil hasta el piropo, como lo es un pequeño presentador de  un canal alineado.
Está bastante claro, que no se intentaba la legítima prisión de un padre incumplido. Lo que se intentaba es menoscabar la credibilidad y el respeto de uno de los más severos críticos del poder.
 
Podría ser que el violinista sea pecador, lo que no quita la calidad de sus interpretaciones. La verdad trasciende  a sus relatores.

Una prueba de lo que digo es que antes de que Bernardo Abad sea apresado, ya se lanzaron  al internet los empleados del poder, haciéndose pasar por ciudadanos, para descuartizar la credibilidad del comunicador que tan incómodo les resulta.  
Ustedes ya saben quien es el poder.



Por Fabián Loza Noboa
Fuente: Ecuador en Vivo